En un velero mercante me colé de polizón subí sin invitación pero me vio el comandante; y muy pronto me echó el guante mandándome a la cocina. Y de forma repentina me vi pelando patatas y de esta manera ingrata me enrolé yo en la marina.
No camines a tu antojo sin mirar por dónde vas y no has de cruzar jamás si el semáforo está en rojo. Ándate siempre con ojo y con prudencia camina que de forma repentina puede aparecer un auto y atropellar al incauto que no atiende a disciplina.